Zawahiri llevaba años escondido y la operación para localizarlo y matarlo fue el resultado de un trabajo “cuidadoso, paciente y persistente” de inteligencia, detallaron desde el Gobierno de Estados Unidos.
Zawahiri se encontraba hospedado desde hacía meses en una “casa segura” de Kabul. Los funcionarios de la CIA detectaron que nunca abandonaba el refugio y lo identificaron en su balcón, sitio en que finalmente fue atacado.
La CIA investigó la construcción y la naturaleza de la “casa segura” y examinó a sus ocupantes para asegurarse de que Estados Unidos podía llevar a cabo con confianza una operación para matar a Zawahiri, sin amenazar la integridad estructural del edificio y minimizando el riesgo para los civiles y la familia del líder de Al Qaeda.
El 25 de julio el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, convocó a los principales miembros de su gabinete y a sus asesores para recibir un último informe y discutir cómo afectaría el asesinato de Zawahiri a la relación de Estados Unidos con los talibanes, entre otras cuestiones, dijo el funcionario.
Tras solicitar la opinión de los demás miembros de la sala, Biden autorizó “un ataque aéreo preciso y adaptado” con la condición de que se minimizará el riesgo de víctimas civiles.
El ataque finalmente se llevó a cabo el 30 de julio con un avión no tripulado (dron) que disparó los llamados misiles “hellfire, que acabaron con la vida Ayman Al-Zawahiri.
Fuente: Infobae.