Carimy Aluan y Sergio López son jugadores profesionales de balonmano, quienes tuvieron participación en los Juegos Odesur con la selección paraguaya. El amor entre ambos nació hace varios años gracias al deporte.
La relación se destacó durante la competencia deportiva por su historia de perseverancia y, por sobre todo, por el amor y la disciplina que aplican al deporte, valores que hoy inculcan a sus pequeñas hijas, Olivia, de 6 años, y María Felicia, de 1 año.
“Este mágico momento lo viví con el amor de mi vida, que no dudó un segundo en apoyarme y bancarme. Estuvimos juntos durante todo el proceso con mucho sacrificio, dedicación y esfuerzo para llegar a nuestros objetivos. Mi familia me guio siempre en este mundo del deporte”, expresó Carimy, quien obtuvo medalla de plata con la selección.
Por su parte, Sergio valoró el buen desempeño del seleccionado femenino, teniendo en cuenta que en nuestro país el balonmano no recibe mucho apoyo.
“Fui feliz porque mi señora logró el objetivo, llegaron a una medalla y de la mejor manera. Esto fue satisfactorio en todos los sentidos”, señaló López.
Cari, como la llaman sus amigos y familiares, resaltó el gran apoyo recibido por sus amigos, compañeros y familiares, como también por parte del cuerpo técnico y la dirigencia.
“La medalla es la cosecha de mucho sacrificio y mucho trabajo. Es la demostración de que si tenés un sueño o una meta y trabajás para eso, podés llegar como sea, no importa si tenés hijos, si tenés lesiones”, puntualizó la deportista.
De la amistad al amor
Las vidas de Carimy y Sergio se cruzaron por primera vez hace 13 años, cuando ambos jugaban en un club presidido por la mamá de ella.
Sergio había emigrado recientemente de su ciudad natal, Pilar, para instalarse en Asunción en busca de su sueño, jugar a nivel profesional.
Luego de ese momento, iniciaron una linda amistad que con los años ascendió a romance.
Actualmente, Sergio se dedica a las ventas y Carimy se desempeña como profesora de hándbol en instituciones educativas.
“Cuando tenemos prácticas nos turnamos, uno se queda con las niñas mientras el otro entrena”, contó la jugadora.
Tras la llegada de su primera hija, contrajeron matrimonio por civil y, luego de siete años, con la llegada de su segunda pequeña, decidieron unir sus vidas en una ceremonia religiosa.
“Lo mejor de cuando me toca jugar es ver a Carimy con las nenas alentando desde las gradas. Y si ella juega, somos, mis hijas y yo, su hinchada”, relató López.
Cari y Sergio son el ejemplo de proyección y lucha de los deportistas y atletas nacionales, quienes en medio de la rutina laboral, la crianza y el cuidado de los hijos, demuestran que el trabajo en equipo, la disciplina y la pasión, son la base para llegar lejos.