Le diagnosticaron un cáncer, luego otro, y los pudo vencer

«¿Hay algo peor a que el médico te diga “Tenés un cáncer”?. Si, que a las dos semanas de ese aterrador primer diagnóstico te llame, te mire y te diga que tenés otro«, mencionaba días atrás  en una publicación de Facebook el autor de «Mis días contados», libro donde relata todo su trajinar desde el momento en que fue diagnosticado con cánceres en el riñón y el colon en simultáneo. 

Ambos tumores fueron detectados gracias a un control médico rutinario al que se sometió antes de realizar un viaje familiar que había sido planeado con mucha anticipación. «Les confieso que me metí al baño y lloré de impotencia. De desazón. De no saber qué hacer», resaltó. 

«El cáncer no me podía ganar» 

«No había tiempo para esperar. Tenían que hacerse en simultáneo, con todo el riesgo de dos cirugías grandes. Fueron 10 horas y media interminables… que yo no sentí… Fueron también varios días de terapia intensiva, semanas de sanatorio, pinchazos aquí, catéter allá, inyecciones de nuevo, transfusiones de sangre y agujas que al comienzo dolían mucho. Luego, el cuerpo se anestesia y uno ya no siente nada. Todo ya es igual» mencionaba el hombre, que en ese entonces, tenía 59 años de edad. 

Antes del diagnóstico, su ajetrada rutina del día a día lo tenía inmerso casi 24/7 en actividades bastante diversas. En cuanto a lo laboral y gremial, Rubén nos cuenta que todo su tiempo lo invertía en la gerencia de Senior Publicidad, cumplía labor de docencia en la Universidad Nacional de Asunción, precisamente en la carrera de Ciencias de la Comunicación. Además, era presidente de la Fundación Renal del Paraguay, directivo de Cerneco, miembro de la directiva de la Asociación de Graduados en Ciencias Contables y asesor de marketing y comunicación de varias entidades. 3 a 4 veces a la semana se dedicaba a la práctica de tenis amateur,  y el resto del tiempo lo aprovechaba para compartir junto a su familia, ya que está casado, es padre de 3 hijos y tiene 7 nietos. 

"Me siento orgulloso ser papá de 3 hijos y abuelo de 7 nietitos maravillosos" - Rubén Ovelar | Foto: Facebook
«Me siento orgulloso ser papá de 3 hijos y abuelo de 7 nietitos maravillosos» – Rubén Ovelar | Foto: Facebook

Fueron justamente estos últimos dos aspectos de su vida, el del deporte y el familiar, los que más afectados se vieron luego del diagnóstico y el proceso de recuperación detrás de la doble cirugía.  Sin embargo, Rubén afirma que hizo todo lo posible por mantenerse lo más activo que su estado de salud le permitía en cuanto a lo laboral. 

«No pude hacer deporte porque prácticamente no se podía con una ostomía, es decir, tener el intestino en el exterior, adherido a la pared del abdomen y con un pequeño sobre contenedor que recogía los desechos naturales. Y eso lo tuve que soportar por un año. Tuve que reducir horas de trabajo por las limitaciones que imponían los controles médicos y los procesos de radioterapia y quimioterapia. Conste que, como aliciente y como estímulo, me proponía a mí mismo que tenía que venir a la oficina tan pronto como culminaban esas sesiones de quimioterapia de cada 21 días. Es decir, me internaba a las 6 de la mañana en el sanatorio y me liberaban cerca de las 17 horas. Tan pronto como podía, venía directamente a la oficina, ese mismo día, y eso me daba fuerzas»  

«La depresión es la peor enemiga de la recuperación» 

Su positivismo incorrompible, sus ganas de luchar y el apoyo de su familia fueron fundamentales en todo el proceso. Y el resultado, finalmente, fue el esperado. 

«Yo siempre fui optimista y confieso que, tan pronto como recuperé la conciencia después de la cirugía, me consideraba curado. Que ya estaba fuera de peligro. El optimismo siempre debe ser fuerte, es la manera de luchar… Aprendí que da más gusto luchar desde el fondo… cuando se está perdiendo 7 a cero… y se puede ganar y se gana en la lucha. Es más satisfactoria la victoria. Mucho más deliciosa. Y sabía que ganaría porque estaba mucha gente alrededor mío.»  confesó el publicista. 

«Siempre digo que para poder sortear un problema de cáncer, como el mío, se debe el 50% a la cientificidad de los médicos y, el otro 50%, a la predisposición positiva del paciente»

A cualquier enfermo de cáncer se lo considera en remisión (o sea, sin riesgos de reaparición del mal) pasados 5 años sin síntomas. Hace pocos días, se cumplieron exactamente 7 años de la cirugía de extirpación de tumores de Ovelar y hasta la fecha no hubo signo alguno de recaída. 

«Para ir al exterior hay que tener sólidos recursos y yo no los tenía…ni los tengo» 

Para Rubén, contar con un seguro médico privado fue fundamental para poder acceder a los mejores profesionales del país, que pusieron toda su ciencia en su persona. Sin embargo, la realidad es que cuando el diagnóstico confirma una enfermedad de alto riesgo, las coberturas disminuyen raudamente, incluso al punto de desaparecer, por lo que se vuelve indispensable contar con muchos y sólidos recursos. 

«Eso está en las letras pequeñas», comentó, a la vez que destacó la colaboración sus amigos  y familiares que lo apoyaron no solo moral y emocionalmente, sino también a sortear el inmenso gasto económico que implicaba tamaño procedimiento y tratamientos posteriores. 

«Yo tuve y tengo amigos que estuvieron conmigo e hicieron posible satisfacer los requerimientos económicos que, como en estos casos, son sumas prohibitivas. Pero todos estuvieron allí. Todos y en todo momento», agradeció

¿Quién es Rubén Ovelar, hoy? 

El profesor y abogado fue elegido como padrino de la Carrera de Comunicación de la UNA por varias promociones | Foto: Facebook
El profesor y abogado fue elegido como padrino de la Carrera de Comunicación de la UNA por varias promociones | Foto: Facebook

«Rubén Ovelar es el mismo de siempre, pero quizás con el pelo más gris y más dedicado ahora a disfrutar de esas cosas cotidianas, de compartir con los amigos, a darle valor a un abrazo fuerte y sincero, sonreír más a menudo y saludar a toda la gente que pueda» afirmó el hombre, quien hoy disfruta de una vida de logros y reconocimientos. 

Su gran carisma y trayectoria como docente en la Facultad de Filosofía de la UNA le valieron el reconocimiento como Padrino de varias promociones de la carrera de Ciencias de la Comunicación, en la que imparte la cátedra de Publicidad. Actualmente, enseña además en la Universidad Católica Nuestra Sra. de la Asunción, en donde también se encuentra cursando un doctorado en Ciencias Contables. Continua al mando de Senior Publicidad, como directivo en Cerneco y la Asociación de Graduados en Ciencias Contables y dedicándose entrañablemente a su familia. Y afirma que, si algo le enseñó la lucha contra el cáncer (o los cánceres, en su caso) fue a valorar aún más las cosas más sencillas de la vida misma. 

«Todo este proceso sirvió para darme cuenta de un montón de cosas, tan triviales, que habitualmente no se tienen en cuenta… Comprendí el valor inmenso de una sincera sonrisa y lo que dignifica recibir y dar… Advertí el profundo significado de un abrazo… pero ese abrazo fuerte, sentido, afectuoso… que hace que uno sienta los latidos del corazón del otro, se conecten las almas y se reciba el calor de la hermandad… Aprendí a comprender el milagro de los rayos del sol que alumbran la mañana, a valorar el perfecto diseño de un pétalo de rosa y el color de la tarde cuando se va escondiendo el sol al cumplir su jornada de trabajo… Todas esas cosas son tan nimias, comunes, habituales… que encierran cada milagro que uno no se detiene a observar ni contemplar… y mucho menos vivir y disfrutar de esas bellezas al alcance de todos«. finalizó. 

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