Luego de la misa por la Virgen de Caacupé, el monseñor Ricardo Valenzuela leyó una carta al pueblo cargada de fuertes mensajes contra las autoridades, la corrupción y privilegiados políticos y judiciales.
Primeramente, explicó que la tercera carta, denominada “Organicemos la esperanza”, surgió de la expresión tomada de la homilía del Papa Francisco en la misa V de la Jornada Mundial de los Pobres, celebrada en la Basílica de San Pedro.
El religioso se refirió a la pandemia del 2020 y el dolor causado por las muertes de miles de compatriotas, ante la ineptitud de las autoridades. “El año pasado lamentamos el fallecimiento de miles y miles de seres queridos”, comenzó diciendo.
“Muchos de ellos pudieron haberse salvado o vivir más tiempo, si la reacción gubernamental hubiese sido más acertada y no tan débil para enfrentar eficientemente el problema, tal como era de esperarse de quienes están investidos de autoridad en ese campo y a quienes las instituciones pertinentes pusieron a disposición los recursos y mecanismos necesarios para ello”, agregó.
Asimismo, sostuvo que el pueblo tiene derecho a esperar con ansias que este año terminen definitivamente los fallecimientos por “desidia, negligencia y corrupción en el sector de la Salud, porque creemos sinceramente que existen las condiciones para poner todo el empeño, la inteligencia y voluntad para que así sea”, subrayó.
“No es justo que los altos miembros del Estado, en vez de usar los servicios de salud de la colectividad, gastan el dinero público en seguros privilegiados de la medicina prepaga, como si tuvieran naturalmente más derechos que el común de la gente”, apuntó.
Igualmente, manifestó que Paraguay debe recuperarse de esta negativa situación y aprovechar la dura experiencia para cambiar y hacer que el mundo, nuestro país, sean más habitables.
Asimismo, señaló que con la pandemia se descubrió que además de ricos, somos todos pobres al mismo tiempo, ya que los ricos, que pudiendo comprarlo todo, no encontraron la forma de salvarse o salvar a los suyos como los pobres, que tampoco pudieron salvarse.
“Hubo momentos en que la esperanza estaba perdida. Hay gente que perdió mucho y que todavía vive en el dolor de esa pérdida, a lo que se debe agregar la incertidumbre sobre el mañana. De ahí la importancia extrema de la propuesta del Papa Francisco de ‘organizar la esperanza’, de no dejarnos llevar por el pesimismo, de no hundirnos con los problemas y de encontrar en lo que sea una esperanza para el mañana”, expresó Valenzuela.
Para cimentar la esperanza, el obispo manifestó que los políticos y los gobiernos deben dejar de lado el sectarismo, los privilegios, a veces exagerados, la riqueza mal habida. “¡Basta de mezquindad, basta de excesiva acumulación del dinero y de los recursos en pocas manos! que tiene su contra parte en la exclusión de muchos”, enfatizó.
“Tenemos la obligación de organizar la esperanza en el Paraguay para dejar atrás los efectos de la pandemia y para poner punto final a la epidemia nacional de la impunidad, porque la corrupción también mata”, añadió.
De igual manera, pidió a los intendentes y concejales tener presente su compromiso de la fe, con el pueblo y sus familias. “Ellos tuvieron el derecho y la libertad de elegirlos, pero también tienen el derecho de sentirse orgullosos con ustedes. No los defrauden, no renuncien a poner, aunque sea un granito de arena para construir el cambio en el país. Acuérdense que están para servir”, puntualizó.
“Organicemos la esperanza entre todos. Que nadie se excluya de esta misión y que nadie lo impida tampoco. En el Año del Laico, iniciado recientemente, reivindicamos su misión como la tarea de desplegar sus capacidades en la cultura, en la ciencia, en las artes, en la economía, en la política, en los medios de comunicación y en la familia”, finalizó.