La comisario Andrada explicó que a lo largo de la carrera policial, se realizan evaluaciones psicológicas al inicio, para ingresar a la institución, y luego cada vez que se asciende a un nuevo rango, y luego, si hay intenciones de seguir escalando, se deben tomar cursos a los que para ingresar se someten a una evaluación.
Sin embargo, señala que no existe una rutina de cuidado periódico de la salud mental para los agentes de la institución, fuera de los casos de agentes que manifiestan la necesidad, o alguien más lo apunte.
“Cuando hay una necesidad, ante manifestaciones externas de que algún personal este pasando por una situación medio rara, psicológicamente hablando, en esos casos sí se solicita asistencia del personal psicológico. Pero en líneas generales, no tenemos una periodicidad en cuanto a evaluación psicológica fuera de esos casos”.
La comisario consideró que en la mayoría de los casos, no siempre se manifiestan síntomas visibles de padecimientos como depresión, ansiedad o estrés, pero recalcó que existen los recursos para que, dentro de la institución, cada quien personalmente busque contención, y de esta manera solicitar el apoyo del personal psicológico.
“Tenemos el equipo técnico de la Dirección de Gestión de Personal, departamento de Asistencia Social y Psicológica familiar, y por otro lado también tenemos nuestro hospital de policías. Nosotros contamos con el personal idóneo y a veces hace falta que uno se decida a recibir esa atención”.
Por su parte, Andrada reconoció que es necesaria una reestructuración del sistema de evaluación psicológica, considerando que alrededor de 100 agentes policiales cuentan con antecedentes de violencia intrafamiliar, y todos ellos siguen en ejercicio de sus funciones al día de hoy.
“Quizás es momento de rever nuestra sistema de evaluación, gestionar tareas interinstitucionales para tratar de enfocar estos temas de descontrol, manejo de crisis, situaciones de violencia, problemas psicosociales. Reconozco que es una falencia”, expresó.
Finalmente, refirió que es posible que falten los recursos económicos para cubrir a con asistencia psicológica a toda la fuerza policial, sin embargo, se pueden pensar estrategias para lograr una periodicidad de evaluaciones por grupos.