Su nacimiento fue de manera prematura, con 32 semanas de gestación y aunque se encuentra con asistencia respiratoria mecánica, su pronóstico es bueno.
La pequeña niña fue intervenida a las 26 semanas y media de gestación, por un diagnóstico de mielomeningocele o espina bífida, que fue corregida para evitar que nazca con discapacidad.
La Dra. Dina Carreras, jefa de Neonatología del IPS, comentó que al momento de su nacimiento, pesó 2.500 kilos, 46 cm de talla y una cicatriz de la columna en muy buenas condiciones.
La espina bífida es una malformación fetal en la que la médula espinal y los nervios quedan expuestos durante la gestación. La cirugía intrauterina permite evitar que el bebé nazca con parálisis o hidrocefalia.