Los grupos feministas del Paraguay lucharon desde 1901 para alcanzar la igualdad política. La cultura extremadamente conservadora y excluyente no permitía a la mujer votar. Recién el 5 de julio de 1961 la mujer conquistó ese derecho con la Ley 704 de los “Derechos Políticos de la Mujer”, promulgada por la Cámara de Representantes.
Desde entonces fueron reconocidas como ciudadanas con derecho a votar, así como el derecho a ser elegidas como representantes del pueblo. En 1963 fue la primera participación de esta población en las elecciones generales durante la dictadura stronista. En este tiempo, las mujeres eran consideradas mayormente como votantes, pues en el régimen dictatorial solo tres llegaron al parlamento.
“Si bien las mujeres obtuvieron el derecho al voto en 1961, solo pudieron votar en elecciones libres, democráticas, competitivas y transparentes en las elecciones municipales de 1991. Es decir, un retraso tremendo, considerando que Paraguay fue el último país de la región en reconocer el derecho al voto de las mujeres”, detalló la investigadora, Marcella Zub Centeno.
En la actualidad ha crecido sosteniblemente la participación de mujeres en cargos de decisión, no obstante, el proceso de inserción de la mujer en el ámbito político todavía es lento.
“El derecho al voto tiene una doble dimensión: pasivo y activo. Las mujeres se han incorporado en el padrón electoral, de hecho votan más que los hombres en los procesos electorales, pero no están en las mismas condiciones de ser votadas”, enfatizó Marcella Zub. Explicó que esto se debe a la ausencia de mecanismos efectivos en el sistema electoral.
“El Código Electoral establece un mínimo del 20% de mujeres en las internas. Este es un porcentaje bajísimo, pensado como un piso, que luego se convirtió en un techo”, dijo. Resaltó que el acceso al financiamiento político para las mujeres es más complicado y además mencionó las barreras sociales que existen sobre el rol de la mujer, excluyéndolas de los espacios de poder. Por último, manifestó que la violencia política es un mal actual, pues quienes hoy están en el Congreso son sometidas a diversos abusos, desalentando la participación.