Este sábado, se celebró el tercer día de novenario en honor a la Virgen de los Milagros de Caacupé, cuyo tema principal fue “Los jóvenes son la alegría y la esperanza de la iglesia y el mundo”.
La misa estuvo presidida por el arzobispo Emérito de la Arquidiócesis de Asunción, monseñor Edmundo Valenzuela. Mientras que la homilía estuvo a cargo del presbítero Vicente Segovia, párroco de la Parroquia Virgen de los Remedios de San Lorenzo.
Al reflexionar sobre el tema del día, el sacerdote pintó la situación en la que se desenvuelven los jóvenes de nuestro país y los sueños que tienen.
“Los jóvenes tienen sueños, desean ser alguien en la vida, desean tener una educación de calidad, tienen deseo de estudiar, de formarse y capacitarse para enfrentar y asumir la vida con responsabilidad, forjar su futuro y ser una persona útil para sí mismo, para su familia, para la Iglesia y a la sociedad”, expresó.
Igualmente, afirmó que los jóvenes desean contribuir con su trabajo a la grandeza del país. “Cada joven quiere llegar a ser un profesional competente, que su título sea respetado y valorado, y pueda tener la oportunidad de acceder a un empleo digno; ganar el pan de cada día de manera justa, ilícita y honesta, sin necesidad de mendigar empleo o emigrar a otros países en busca de trabajo y mejores condiciones de vida”.
En ese sentido, el religioso pidió a las autoridades que sean patriotas, honestas, creíbles y responsables. “Los jóvenes necesitan ejemplo de liderazgo, que priorice el bien común, fomente la transparencia, la justicia, y que actúe con autoridad moral”, sostuvo.
Igualmente, Segovia puntualizó que cuando las instituciones fallan en ser justas y honestas, “los sueños de los jóvenes se ven amenazados y con ellos también se debilita la esperanza de toda sociedad”.
“Necesitamos autoridades que se preocupen y se ocupen de servir al pueblo y no servirse del pueblo. El poder es para servir a los pobres y a los más necesitados”, enfatizó.
En otro punto, se refirió a la iglesia y la relación con los jóvenes. “La iglesia debe ser un faro de luz y esperanza, que escucha, acompaña, trabaja junto a los jóvenes en la construcción del Reino de Dios y de un mundo mejor”, subrayó.
Segovia instó a no renunciar a los ideales y dejó un mensaje a todos los jóvenes del país:
“Queridos jóvenes, no se acobarden, no pretendan huir de la realidad, no se dejen vencer por el mal, no renuncien a sus sueños e ideales, sean fuertes, confíen en Dios, mantengan viva la fe, la esperanza y la alegría”.
“Es hora de asumir responsabilidades, comprometerse y no retroceder. No basta realizar críticas, hacer denuncias, perder el tiempo en plagueos estériles. Es hora de involucrarse, de asumir la construcción de un país cada vez mejor, donde todos y todas puedan tener la misma oportunidad para vivir dignamente, en un país más justo, más humano, solidario y fraterno”.
“Queridos jóvenes, ustedes son la alegría y la esperanza de la Iglesia y el mundo. Admiramos, apreciamos, valoramos, alentamos y felicitamos a muchos jóvenes valientes que se integran en sus parroquias, comunidades, grupos y movimientos para servir en las distintas áreas pastorales y en diferentes iniciativas del bien común”, concluyó.