Los calores agresivos, que ya se sienten en el país, afectan notablemente a los más pequeños de la casa, según explicó el Dr. Ricardo Iramain, jefe del Departamento de Emergencias Pediátricas de la Cátedra y Servicio de Pediatría del Hospital de Clínicas.
El profesional manifestó que los menores tienen una mayor tendencia a la deshidratación ya que tienen mayor superficie corporal. Por ello, recordó a los padres a proteger a los niños y niñas del intenso sol y habló sobre la importancia de tomar mucha agua.
“Debemos tener mucho cuidado, sobre todo decirle a las madres, padres o cuidadores que deben hidratar permanentemente a los niños, ya que ellos tienden a deshidratarse con mayor facilidad, cuando más chicos más posibilidades de deshidratación”, puntualizó.
Un control periódico de ingesta de agua de los chicos es fundamental. “Deben de evaluar periódica y permanentemente la situación de la ingesta de líquidos, sobre todo en los más pequeños, y prohibir por sobre todo estar expuestos en el sol. Como sabemos, los rayos del sol en el verano son bastante fuertes, no solo para la deshidratación sino también en los daños a la piel”, afirmó.
Exposición al sol
El Dr. resaltó que, muchas veces, en los consultorios se observan quemaduras solares muy intensas, por lo cual también insta a cuidar ese aspecto. “Vimos hasta quemaduras solares en niños pequeños de padres que salen fin de semana a las piletas o playas sin protección a la piel de sus hijos”, agregó el especialista.
Asimismo, recomendó dar agua a los niños de dos a cuatro horas, sobre todo en el verano y de día. “Estamos hablando principalmente de agua, y más aún, cuando el niño tiene diarrea (que es común en el verano), ahí lógicamente los controles deben de ser muchos más cercanos”, enfatizó el jefe de Urgencias Pediátricas.
Deshidratación y los signos de alarma
– En los bebés suele ser más complicado identificar esto, entonces tiene que llamar la atención si disminuye el uso de pañales, como menos de seis pañales por día.
– Cuando lloran y no tienen lágrimas.
– Están decaídos.
– No quieren jugar, están sin energías.
– Cuando la mucosa oral o los labios está secos.
El especialista expresó que lo recomendable es no llegar a este punto, pero ante cualquier signo de alarma, pidió a los padres llevar a los chicos a consultar con sus pediatras o acudir al centro asistencial más cercano en la brevedad posible.