La mayor muestra agropecuaria del país, Innovar 2023, cerró con éxito este viernes los cuatro días de exposición. En la carpa “Innovar Mujer” se destacó la fuerza femenina en el mundo rural.
De acuerdo a las cifras dadas a conocer, dentro de la fuerza de trabajo femenino en el campo, unas 476.000 son mujeres ocupadas, de las cuales casi 200.000 trabajan en actividades agropecuarias.
Durante el evento, exponentes de la cadena productiva brindaron su acervo de experiencias inspiradoras, que rubricaron el esfuerzo para alcanzar metas y animaron a otras congéneres presentes a no bajar las ansias de superación.
Al respecto, Renata Thaumaturgo, consultora empresarial y productora rural, señaló las cifras actuales en cuanto a la población, destacando que las mujeres viven 7 años más que los hombres y que el grado de especialización de ellas es, en promedio, 5 años más que aquellos.
No obstante, en América Latina solo el 7,3% de los puestos en consejos directivos de las 100 mayores empresas ocupan las mujeres, apuntó.
Resiliencia
Desde la organización resaltaron que el testimonio de la ganadera Claudia do Val fue uno de los que más elevó las emociones de las mujeres presentes, ya que luego de un accidente automovilístico, en el que falleció su marido, y ella quedó con dificultades para caminar, enfrenó la disyuntiva de vender las haciendas manejadas por su esposo o potenciar negocios en una urbe brasileña.
“Llegué con mucha humildad, queriendo aprender y mis principales profesores fueron el personal del establecimiento”, expresó la mujer, quien recordó que en el proceso se despertó un sentimiento hacia el campo y, gracias a la inspiración que encontraba en sus hijas, logró superar el desconocimiento hacia el agro.
En otra línea citó tres factores adversos que se le presentaron en el camino de la superación: la falta de conocimiento sobre un área futura de trabajo, la condición física personal y los preconceptos de otra gente, pero aseveró que sirvieron como experiencia para alcanzar sus metas.
Ejemplos de superación
Irene de Pletsch, agroganadera, fue otra de las mujeres que conmocionó con su historia. La misma atravesó situaciones muy difíciles, como haber tenido que utilizar una prótesis en una pierna luego de un accidente con una fumigadora.
“Habíamos comenzado con mi familia teniendo dos vacas, un carro y poca tierra. Ahora alcanzamos las 60 vacas, más terneros y novillos. Luego de mi accidente tuve que vender mi vehículo para comprar 16 animales más”, recordó.
Por su parte, Sueli Rocha, otra de las panelistas del rubro agrícola, señaló que tuvo que enfrentar la vida y las actividades del campo desde cero tras la muerte de su padre en 1997.
Además de invocar a Dios permanentemente, agradeció una y otra vez a las personas que encontró en el camino y le ayudaron a superarse.
A su vez, Alexandra Fritzen, del rubro gestión agrícola, narró sus inicios cuando trasladó su ámbito laboral de la oficina de su casa a otra, ya en medio de máquinas sembradoras y cosechadoras, y destacó el proceso difícil que le llevó a involucrarse más en los conceptos del campo, en conversaciones con los operarios de los equipamientos de la hacienda.
Desde su función administrativa, se empapó cada vez más en los costos operativos de la producción y ante las asistentes enfatizó que “en el campo hay que estar siempre presente, además de enseñar a los hijos a amar ese ámbito; ya que el agricultor no es el malo de la cadena, sino el que produce el alimento para el mundo”.
Activas y presentes
Para Shirlei de Souza, emprendedora y lideresa del Grupo Mujeres del Agro del Paraguay, es necesario demostrar que hay mujeres involucradas en el agronegocio, no solo presentes, sino activas; además de colaborar en el desarrollo de estas mujeres, personal y profesionalmente.
Un estudio local de la entidad que representa la panelista indica que casi el 19% de las mujeres rurales son agricultoras; el 34% colabora en empresas (empleadas) y el 11,3% son empresarias.
Las zonas donde se desempeñan están centradas en Alto Paraná (casi el 60%) e Itapúa (13,6%), según expuso la profesional, que originalmente estuvo en el ámbito del derecho internacional y con desconocimiento total de la vida del campo, pero que aprendió de cero el ecosistema rural, tal como lo expuso ante las mujeres presentes.