Emotiva despedida a camillero que se jubila luego de 30 años de servicio en Clínicas

Luego de 30 años de prestar servicios como camillero en el Hospital de Clínicas de la FCM-UNA, don Marcial Ayala se acoge a la jubilación. El trabajador recibió una emotiva despedida.

Desde la Facultad de Ciencias Médicas de la UNA dieron a conocer la emotiva historia de don Marcial Ayala, quien luego de 30 años de trabajar como camillero en el Hospital de Clínicas se acogió a los beneficios de la jubilación.

Marcial Ayala luego de 30 años de trabajar como camillero en el Hospital de Clínicas se acogió a los beneficios de la jubilación. Foto: Gentileza

Don Marcial, quien comenzó a trabajar en el centro asistencial a los 25 años, asistió por última vez a Clínicas el pasado viernes 1 de diciembre, ocasión en que sus compañeros le acompañaron en un simbólico recorrido con una camilla.

En un emotivo acto, el hombre recibió un certificado honorífico por su compañerismo, dedicación, puntualidad, responsabilidad y vocación excelente en su labor durante todos estos años de servicio en la Sección de Camilla.

Don Marcial realizó un último recorrido con la camilla en el centro asistencial. Foto: Gentileza

Don Marcial recordó que cuando se inició el hospital escuela, que funcionaba en Sajonia, las camillas no tenían ruedas ni había ascensores, por lo que el traslado de pacientes, por ejemplo del quirófano a su sala, requería un enorme esfuerzo.

“Siempre fui camillero. En el viejo Hospital de Clínicas era a pulmón, no había ascensores, solo escaleras, y era todo muy difícil por la pendiente que tenía que subir con el paciente”, rememoró.

“Después vinieron los jefes, implementaron unas camillas con ruedas que facilitó más el transporte de pacientes”, complementó don Marcial, quien de ahora en más se dedicará a disfrutar de su familia.

A partir de ahora, don Marcial disfrutará aún más de su familia. Foto: Gentileza

En esa línea, comentó satisfecho que todos sus hijos son universitarios mediante el apoyo que le dio gracias al esfuerzo diario en el trabajo.

La solidaridad que se vivenciaba diariamente, entre pacientes y sus compañeros de trabajo, es lo que dijo que recordará siempre, en especial durante la primera época laboral en Sajonia donde la tarea de por sí dura era más difícil de llevar.

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