Francisco, más conocido como Iko, fue condenado a ocho años en la Penitenciaría Regional de Pedro Juan Caballero. Siendo joven y con una prometedora carrera como carpintero, su libertad privada no fue condición para que el siga luchando por su futuro.
Actualmente terminó de cursar los últimos años de la secundaria, y montó una carpintería provisoria para seguir trabajando en lo que es bueno y, además, enseña a sus compañeros el oficio.
Realiza todo tipo de tallas en madera y palets, tanto sillas como mesas, percheros con espejos, carteles, cuadros e incluso camas para animales. Su pasión por la madera empezó a los diez años de edad.
Todos sus trabajos están disponibles a la venta en la página https://www.latente.gov.py/producto
“Iko” manifiesta que su error fortaleció su fe y que volvió a sonreír y a recuperar el amor debilitado de sus padres. Tiene el deseo de que, al salir, abra su propia carpintería y retorne a su barrio con la frente en alto.