La leche materna es la única alimentación recomendada durante los primeros seis meses de vida. Luego, el bebé puede continuar mamando, pero a la vez ya puede iniciar un nuevo periodo con la introducción progresiva de otros alimentos que complementan a la leche materna.
A partir de los seis meses de vida, además de la leche materna, el bebé ya está preparado para consumir otros alimentos, para mantener un crecimiento y un desarrollo adecuado.
Esto se debe a que a esta edad, la leche materna, por sí sola, no contiene todos los nutrientes necesarios. Este proceso de consumir alimentos distintos de la leche materna se conoce como alimentación complementaria.
La misma es importante porque aporta energía, proteínas, vitaminas y minerales que el bebé necesita de acuerdo a su edad, para un buen crecimiento y desarrollo, y para prevenir las deficiencias nutricionales.
Con la alimentación complementaria, los bebés aprenden a masticar alimentos que ya no son de consistencia líquida, sino en forma de puré, molidos, picaditos o desmenuzados.
Asegurar una adecuada lactancia materna y alimentación complementaria ayuda a prevenir tanto la desnutrición, las carencias de vitaminas y minerales, como también la obesidad en las primeras etapas de la vida. Se recomienda dar de mamar, incluso hasta los dos años del bebé.
Consejos para una buena alimentación complementaria:
- Elegir alimentos que la madre coma habitualmente.
- Comenzar con raciones pequeñas y aumentar en cantidad, textura y variedad.
- A medida de que el bebé crece, continuar ofreciendo el pecho con frecuencia.
- Dar de comer sin forzar, atendiendo a las señales de hambre y saciedad, despacio y con paciencia.
- Es normal que, al principio, rechacen la comida, minimizar las distracciones y evitar los engaños y las manipulaciones.