Las canas forman parte del proceso normal del envejecimiento, especialmente después de los 30 años tanto en hombres como en mujeres. La aparición del pelo blanco en edades tempranas puede variar y está determinada por la genética.
Pero, ¿es verdad que las canas y el estrés tienen relación? La respuesta es sí y, al respecto, la Dra. Fátima Agüero, docente y especialista de la Cátedra y Servicio de Dermatología de la Facultad de Ciencias Médicas UNA, explica más sobre la “epidemia de canas”.
La profesional comenzó diciendo que cada folículo piloso tiene células pigmentadas que se denominan melanocitos y estos con tiempos entran en un proceso de muerte celular programada, reduciendo a su vez la cantidad de pigmento en el cabello, aclarando los tallos y volviéndolos grises.
“La genética no es el único factor involucrado, el estrés oxidativo al que exponemos estas células, pueden ser condiciones para su aparición, la exposición a la contaminación, falta de sueño, el tabaco, el sol y otros factores ambientales juegan un papel fundamental para la aceleración en la aparición de las canas”, mencionó la Dra. Agüero.
Asimismo, sostuvo que el estrés acelera la aparición de canas, teniendo en cuenta que, si la programación genética de una persona para empezar a tenerlas es a partir de los 40 años, el pelo blanco pueden ir saliendo antes de lo previsto, pudiendo ocasionar un encanecimiento más marcado en un lapso de 6 a 8 semanas.
Con relación a las canas y el coronavirus, la especialista puntualizó que el pelo blanco puede aparecer con mayor rapidez una vez que el paciente haya superado la enfermedad, pues este hecho se da debido al estrés que pasa el cuerpo al enfrentarse con el virus.
“Sabemos que la aparición de canas post covid no afecta a la salud física, pero si tiene un impacto a nivel psicológico en algunas personas, no hay métodos que demuestren científicamente ser efectivos en la prevención del encanecimiento”, agregó la dermatóloga.
Por último, la Dra. Agüero indicó que no existe un tratamiento para revertir las canas, pero recomendó llevar hábitos saludables que ayuden a la piel, como una dieta rica en antioxidantes, hidratación adecuada. Asimismo, aconsejó un buen descanso, realización de actividades físicas y un manejo del estrés.