Durante el Congreso de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (SLIPE 2025), Paraguay se destacó entre los mejores países con resultados en la protección de recién nacidos contra el virus respiratorio sincitial (VRS).
Protección de recién nacidos contra el virus respiratorio sincitial. Foto: gentileza
En el encuentro se compartieron evidencias que confirman que la incorporación de la vacuna hexavalente acelular en el esquema infantil contribuyó a mejorar la adherencia de las familias, elevar las coberturas y reducir los eventos adversos.
Otro de los puntos que destacaron a nuestro país fue que no se registraron muertes por VSR en recién nacidos y lactantes, como así también la disminución de consultas por efectos adversos.
En el caso de la vacuna hexavalente, los análisis regionales mostraron que los países que implementaron el esquema completo, entre ellos Paraguay, México, Guatemala, El Salvador, Panamá, Chile y República Dominicana, lograron mejorar la adherencia y reducir oportunidades perdidas de vacunación.
En nuestro país, la transición favoreció un aumento sostenido de las coberturas y una disminución de consultas por efectos adversos, según evaluaciones presentadas en el encuentro.
Paraguay y Chile se posicionaron como pioneros en Latinoamérica al implementar una estrategia universal con anticuerpos monoclonales, mostrando resultados contundentes.
Nuestro país logró un 94% de cobertura, mientras que el primer lugar fue para Chile con el 96% de cobertura, datos que reafirman la efectividad de la estrategia y su impacto directo en la reducción de hospitalizaciones y mortalidad.
Los especialistas insistieron en que la vacuna “debe estar en el brazo del paciente, no en el refrigerador”, y recordaron que el estancamiento de la cobertura del 89% de la primera dosis de DTP deja a 1,5 millones de niños sin protección.
Por tanto, insistieron en que ampliar horarios de vacunación, fortalecer campañas nacionales y combatir la desinformación para sostener la confianza de las familias.
En el Congreso los profesionales reafirmaron la premisa central de que las herramientas científicas para proteger a la niñez existen; ahora corresponde a los sistemas de salud y a la sociedad asegurar que lleguen a cada niño.
