Sandra Darcourt, esposa de nuestro querido periodista Pedro Guggiari, comentó que desde la detección de la enfermedad desde hace unos 6 o 7 meses, no lo había hecho público, es decir, solo su entorno más cercano tenía conocimiento de su cuadro. Sin embargo, cuando decidió asumir que tiene que hacer algo con su situación, es que quiso dar a conocer su historia como parte de su propósito.
Al hablar Sandra demostró ser una mujer bastante fuerte y dispuesta a luchar y superar esta enfermedad, pero recalcó que sin el apoyo del entorno y la fe en Dios, eso no sería posible. “Es innegable porque lo he visto y lo he vivido y compartido, que cuando no crees en Dios o no tienes fe, el cáncer te devasta. El cáncer toma el control de tu vida y el cáncer condiciona tu vida”, sostuvo y agregó que cuando una está confiada, tiene el conocimiento de que es una carga, pero que una no se siente sola para sobrellevarla.
“Cuando me enteré, después de unos segundos de pánico, pensé: ¿Cómo vas a vivir con lo que tienes?”
Sandra recordó el momento en que se percató de que algo no andaba bien en su cuerpo. “Yo tuve 20 segundos de pánico cuando sentí que me salió el bulto. Cuando reventó el tumor en mi pecho, yo ya sabía que eso no era bueno, por la forma agresiva”, refirió.
Detalló que en ese momento temió, pero no por ella, sino por sus familiares, porque pensó en cómo les daría la noticia. “Tuve susto, pero no por mí, sino que pensé: ¿y Pedro y mis hijos y cómo le digo a mi mamá o cómo le digo a mis hermanos? Tuve 20 segundos en los que mi vida paso frente a mí como un flash, me acordé de todo”, rememoró.
Sin embargo, tras ese breve lapso de incertidumbre y temor, algo dentro suyo la calmó y se propuso a pensar qué hará a partir de ese momento. “Me dije: ya no pienses en lo que tienes, sino cómo vas a vivir con lo que tienes”, expresó.
“Todos los días me repetía: tú eres bella, tú eres amada”
Para Sandra, la parte más difícil de la enfermedad no fue saber que la tenía, sino empezar a notar los cambios causados por el cáncer en su cuerpo. “No solamente las náuseas y otros efectos colaterales de los medicamentos, tu aspecto cambia y cambia la forma en que la gente empieza a tratarte. Entonces ahí hay una doble victimización”, sostuvo.
Cada persona tiene su forma de llevar el proceso, ella comentó que eligió mirarse todos los días al espejo y repetirse: “tú eres bella, tú eres amada, Dios te ama, tú eres la misma persona y me lo repetía. Es como un mantra para asimilarlo y creérmelo”, reconoció.
La parte más dura fue cuando terminó su primera quimioterapia. Al día siguiente, recordó que encontró mechones de pelo en la almohada, por lo que lloró muchísimo, sin embargo, el apoyo de su hermano y de Pedro fue de vital importancia en ese difícil momento. “Lloré muchísimo y cuando hable con mi hermano y Pedro, los dos me dijeron: rápate, quítate ese estrés”, rememoró.
Sandra recomienda a todas las personas que están llevando la lucha como ella que acepten que habrá cambios, pero que estos son reversibles en el tiempo, y sobre todo aceptar lo que una está viviendo.
“No estás muerta, estás luchando por tu vida. La forma en que toleres la medicación tiene que ver con tu estado de ánimo, porque o sino te bajan las defensas”, recalcó.
Pedro: “Ella es la que lleva la carga. Mi función es sostenerla”
Pedro Guggiari también compartió su historia de cómo es tener en tu familia a una persona que padece de la enfermedad. Él comentó que desde un principio, con charlas, él se percató de la importancia del soporte emocional, que debe ser el entorno y sobre todo la persona más cercana a ella.
Y sostuvo que “hay dos caminos: uno el pobrecita ‘anga’ y el otro, tratar de llevar con la mayor normalidad todo el proceso”. Pedro reconoció que su función es dar soporte a Sandra, porque es ella quien está sobrellevando la enfermedad. “Sandra es una persona fuerte, la carga la lleva ella. Yo lo que tengo que hacer es sostenerla con alegría, porque está peleando. Esa es mi función”, recalcó.
“Cuento mi historia para demostrar que se puede salir de esto. Tengan mucha fe”
Sandra manifestó que nunca eligió la victimización y nunca se planteó por qué le sucede esto a ella. “Es algo que te toca”, indicó. Ella aprovechó para recalcar que es importante agradecer por cada día vivido y no desperdiciarlo. Recomendó tomar un día a la vez y hacer algo bueno con ese día, dejando de lado la queja, porque la vida es un regalo.
“Sin Dios no vas ni a la esquina, eso es lo primero que aprendí, y dos, agradecer el día. Hacé algo con eso y transformá”, dijo.