La presencia de peluches, cortinados y alfombras, si bien no son fuente de trasmisión de virus, son reservorios de aeroalérgenos o neumoalérgenos, principalmente de los ácaros y del polvo, explicó la Dra. Susana Repka, jefa de la Unidad de Alergia del Hospital de Clínicas. La misma advirtió que en un paciente alérgico, estos podrían desencadenar una crisis de alergia respiratoria.
Los aeroalérgenos o neumoalérgenos desencadenan crisis de rinitis, asma y rinoconjuntivitis. En cambio, si el paciente alérgico está junto con otro paciente portador de alguna virosis, ahí sí podría contagiarse de un virus, sobre todo en un ambiente cerrado, donde no hay buena ventilación, indicó.
Los síntomas respiratorios que pueden producir los aeroalérgenos son variados. “En la nariz puede presentarse con estornudo, picazón, rinorrea, que es el chorreo de la nariz y congestión. Igualmente, picazón en la garganta, en los ojos, enrojecimiento y hasta lagrimeo, en tanto a nivel de vías aéreas inferiores puede empezar tos y seguido chillido de pecho”, detalló.
Comentó además, que el primer pilar del tratamiento de la alergia es la educación, para lo cual el paciente debe saber a qué es alérgico. Una vez que se identifica, debe tratar de evitar los lugares donde podría estar en contacto con los aeroalérgenos.
Consejos
La especialista recomienda que en el caso de que sea alergia al ácaro y polvo, la persona debe evitar los peluches, cortinados, alfombras en el dormitorio, así como otros objetos que pudieran ser reservorios. Además, se debe cuidar que las paredes no tengan humedad, pero de ser inevitable, aconseja poner la cabecera de la cama en otro lado hasta que ese sector pueda recibir un tratamiento antihumedad.
