En el Día de la Madre, desde la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción dieron a conocer la linda historia de Fátima Aliendre, estudiante del sexto año de Medicina, quien además de ser universitaria, es madre de un niño, quien la acompañará para recibir su título de doctora.
La misma comentó los desafíos que atravesó y cómo su pequeño hijo de nombre Gerardo se convirtió en su fortaleza para salir adelante. “Él llegó cuando estaba en el tercer año, el 12 de julio del 2018”, recordó.
“Al principio fue muy difícil, no sabía cómo iba a enfrentar la situación y la incertidumbre sobre cómo iba a ser de ahí en más mi vida. Hoy él es un impulso para seguir”, añadió Fátima, quien cuenta con el apoyo de su familia y la presencia del papá de Gerardo.
“Nosotros estamos juntos y estoy segura que el desafío es mucho más intenso para una madre que no tenga ese soporte. También tengo mucho apoyo de mi familia, de mi mamá, mis hermanas”, resaltó la joven, quien se destaca con una carrera tan demandante, sumado al trabajo y el rol de mamá.
“Hice una pausa de un año cuando me embaracé. Además, durante mis controles prenatales saltó que él tenía una anomalía congénita en los riñones y hasta ahora estamos con tratamiento”, contó.
“El diagnóstico de Gerardo es doble sistema pielocalicial izquierdo, con reflujo vesicoureteral de grado 4-5. Yo aún estaba en los primeros años de la carrera y todavía no entendía sobre ciertas patologías, y de las posibilidades de tratamiento. Pasé mal durante mi embarazo, sobre todo en cuanto a la experiencia con profesionales médicos”, señaló.
Pese a todas las adversidades, Fátima salió adelante y supo sobrellevar las situaciones. En ese contexto, manifestó que su hijo, actualmente, goza de buena salud, pero los primeros momentos fueron muy duros debido a la falta de tacto de los profesionales que le tocaron a la joven.
“Creo que la ignorancia o el temor hacían que muchos médicos me den pronósticos malos o me condicionaban mucho respecto a él. Me encontré con médicos que dejaron mucho que desear y otros más que me sorprendieron gratamente, por supuesto que no puedo meter a todos en la misma bolsa, pero las experiencias malas me permitieron tener en claro qué clase de médica quiero ser y cómo quiero llegar a mis pacientes”, dijo.
Luego de tantos días grises, hoy sale el arcoíris para Fátima, quien está a poco tiempo de tener el ansiado título de médica y aseguró que su hijo le permitió entre tantas cosas, tener las perspectivas para definir muchos puntos en su carrera.
“Todo lo vivido con Gerardo desde que llegó y hasta ahora me da la experiencia que necesito para forjarme en mi carrera, para formar mi carácter. Siempre que me hacen la pregunta ¿Mamá o Médica? Mamá está en primer lugar. Yo no sé si estaría donde estoy ahora, terminando la carrera, si no fuera mamá de Gerardo, si no fuera por la motivación y fuerza que él me da. Mi hijo es mi impulso, y siempre que hablo de él quiero llorar, me emociono”, expresó con lágrimas en los ojos.
Por otra parte, la universitaria afirmó que desea convertirse en una médica compasiva, que dé esperanzas para seguir, comparando con la situación que vivió. “Me llegaron a tocar médicos que me rechazaron por la condición de mi bebé durante el embarazo, que no quisieron tomar mi caso, pero encontré médicos muy empáticos”, subrayó.
Finalmente, dejó un mensaje a todas las madres y futuras. “La maternidad muchas veces no llega en las mejores condiciones, sobre todo cuando las mujeres no tienen apoyo familiar”, afirmó.
“Les mando mucha fuerza, que abracen la maternidad, deseando que les toque de la mejor forma posible. Es difícil, pero después tiene su recompensa, a largo plazo e incluso en el día a día; requiere de mucho sacrificio, pero la satisfacción también es enorme”, dijo.
“Muchas veces el cansancio gana, pero ver crecer a nuestros hijos es algo gratificante, cada año de vida de cumple, cada pasito que da, reconforta saber que estás haciendo bien tu labor, que estás llevando una buena tarea, que estás haciendo bien las cosas”, finalizó.