El Monseñor Ricardo Valenzuela, al finalizar su homilia en la misa central en honor al Día de la Virgen de Caacupé leyó su carta dirigida al pueblo paraguayo.
Edmundo Valenzuela pidió el fin del prefendarismo: “Es necesario también que la gente termine por entender que el “prebendarismo” y el “clientelismo” son parches que prolongan la agonía de los más necesitados”.
Asimismo, solicitó que se ponga punto final al “regalo” o “venta de votos” y manifestó que cada uno se haga responsable de los errores o aciertos que comenten en la elección. “Prebendarismo, clientelismo, compra y venta de votos son la “cara visible” de la corrupción”, acotó.
El religioso dijo que Paraguay necesita líderes lúcidos, bien formados, con espíritu de servicio, mente amplia, honestos y verdaderamente patriotas; en otras palabras, “hombres nuevos”. Además, puntualizó que “es hora de hacer cambios profundos, pues, tal vez, mañana, las consecuencias de la inacción lleguen a ser peores que el ataque del virus, hoy”.
“Mientras el olvido, la marginación, la injusticia y los privilegios concentrados en pocas manos continúen en el Paraguay como Políticas Públicas de hecho, la violencia en cualquiera de sus formas será apenas una agria consecuencia marcada por la precariedad, el oportunismo político y la degradación humana”, declaró.
Por otra parte, el obispo recordo a quienes están privados de su liberad por el grupo criminal EPP:
“No habrá paz mientras no tengamos justicia que garantice nuestros derechos, ni habrá seguridad mientras modestos trabajadores son despojados de sus humildes pertenencias en la vía pública, ante la mirada de las fuerzas del orden”, lamentó. Igualmente, dijo que la paz no hay hace tiempo en los hogares de Edelio Morínigo, Félix Urbieta y Óscar Denis.
El Monseñor dejó un mensaje al Ejercito del Pueblo Paraguayo: “Para quienes mantienen secuestradas a estas personas u ocultan la verdad sobre ellas, exigimos en nombre de Dios, la Virgen de Caacupé y las leyes del país que pongan fin a sus crímenes y se sometan a la justicia”.
“Mientras el olvido, la marginación, la injusticia y los privilegios concentrados en pocas manos continúen en el Paraguay como Políticas Públicas de hecho, la violencia en cualquiera de sus formas será apenas una agria consecuencia marcada por la precariedad, el oportunismo político y la degradación humana.
En cuánto a la situación de la Salud Pública, refirió que el país necesita de personas que decidan empuñar las armas del valor, la tenacidad, la sabiduría, la ética, la decencia. “Necesitamos dejar de lado nuestra anterior costumbre, de esperar mansamente que todo venga de arriba”, sostuvo.
También, recalcó que estamos ante una situación en que un virus cambió la vida pública, la familiar y laboral de las personas y en donde la Pandemia logró desenmascarar la vulnerabilidad del ser humano.
El Monseñor Ricardo Valenzuela finalizó su carta diciendo a la pobación que evite las grandes aglomeraciones, los imprudentes contactos y que cuide la salud de los demás. “El único contagio que vale la pena es el contagio del amor”, concluyó.