En el mundo se registran cuatro especies de tapires y en Paraguay habita una de ellas, el tapir amazónico, conocido popularmente como mboreví, por su nombre en guaraní. Es el mamífero terrestre más grande de Sudamérica, ya que alcanza los 250 a 300 kilogramos de peso.
La Itaipú, a través de su Centro de Investigación de Animales Silvestres, cuenta con 15 ejemplares en sus ocho áreas protegidas del lado paraguayo con 87.000 hectáreas en total. Uno de ellos nació a mediados de enero de este año y se trata de una hembra que goza de buena salud y se encuentra bajo el cuidado de su madre y en compañía de su hermana mayor.
La hembra posee un periodo de gestación muy largo, de casi 13 meses. Generalmente es parida solamente una cría que al nacer presenta color castaño con motas y listones blancos. Estas particularidades le ayudan a mimetizarse con su entorno para evitar a los depredadores. La cría vive con su madre durante un año para luego independizarse, detallaron los especialistas del Centro Ambiental de la Binacional.
El tapir tiene como característica distintiva la trompa corta semi prensil, que se llama probóscide. Este órgano le ayuda en el nado para poder respirar, alimentarse y también cumple la función de órgano táctil, dado que puede percibir texturas y arrancar ramas para ingerirlas. Además, el mboreví consume frutos, hojas, plantas acuáticas y brotes, por lo que es una especie herbívora y frugívora. Considerando que su visión es pobre, estos animales se mueven por el bosque guiándose con los sentidos auditivo y olfativo, solos o en pareja.
Los tapires son considerados los jardineros del bosque, ya que tienen una función muy importante para la dispersión de las semillas de los frutos que consumen. Caminan grandes distancias por día y de esa manera son responsables de la regeneración de varias especies vegetales en su hábitat natural.
Lastimosamente, el mboreví tiene amenaza de extinción en el Paraguay, y su estado internacional es vulnerable. Las causas principales son la pérdida, degradación y fragmentación del hábitat; la cacería furtiva y de consumo; y la construcción de grandes obras viales. Bajo cuidado humano, los tapires pueden vivir aproximadamente hasta 40 años. En vida silvestre, la expectativa de vida es de 24 años, en promedio.